Redescubriendo el Delta: Aventura en Kayak por el Arroyo Sábalos y el 9 de Julio
Un grupo de amigos decidieron aventurarse en kayak por el imponente Delta del Paraná, buscando revivir la belleza natural de sus aguas y la tranquilidad de sus paisajes. A continuación, relatan su travesía por este paraíso agreste.
Con la llegada de la primavera, la aventura comenzó en el arroyo Sábalos y su continuación, el arroyo 9 de Julio. Este rincón de Argentina, que abarca 725.000 hectáreas de naturaleza virgen, ofrece más de 350 ríos y arroyos perfectos para la navegación en kayak y remo. En este viaje, encontramos un Delta reservado, alejado del bullicio de lanchas y motos de agua, ideal para conectar con la naturaleza.
Inicio de la Expedición
En un mediodía nublado, zarpamos río arriba, sorteando el viento y aprovechando la calma que estos días traen. Navegamos por la margen del río Sarmiento hasta llegar a la impresionante vista del río San Antonio. La tranquilidad del Delta en una jornada así permite disfrutar del paisaje sin interrupciones.
Continuamos nuestra ruta, pasando por el complejo Sarthou y el arroyo Dorado. Navegamos cerca de la costa, sintiendo la corriente que se intensificaba a medida que avanzábamos. Cada golpe de remo se volvió más relajado, y el entorno se hizo más emocionante.
A medida que nos adentrábamos en el Delta, las casas isleñas y la vida ribereña nos acogían en este mundo único. El ambiente se tornó más silvestre, rodeado de juncales y bosques de sauces. Al caer el sol, nos detuvimos para hidratarnos y admirar las vistas antes de establecer nuestro campamento en el parador El Fondeadero.
Descubriendo Nuevos Rumbos
Al amanecer, el cielo se mantenía gris, por lo que nos propusimos comenzar la jornada sin perder tiempo. Nuestro primer destino fue el canal Honda y luego el canal Hambrientos, un camino casi olvidado, ideal para la aventura en kayak. Mientras navegábamos, éramos rodeados por paisajes de bosques vírgenes y juncales.
Durante el trayecto, la presencia de antiguos poblados recordaba tiempos en los que la pesca y caza eran comunes en la zona. Sin embargo, notamos la escasez de nuevas generaciones. Con el viento sur arremetiendo, nos enfrentamos a obstáculos como un sauce caído que cortaba el paso, y nos vimos obligados a caminar por el lecho del arroyo, explorando la cambiante geografía del Delta.
Finalmente, emergimos en el canal Mitre y nos dirigimos hacia el arroyo 9 de Julio, donde el oleaje nos puso a prueba. Cada remada se sintió intensa, pero el paisaje seguía siendo el mejor aliciente.
Un Delta Prístino
Al entrar al arroyo 9 de Julio, el entorno se transformó en un verdadero oasis de silencio y belleza. Rodeados de juncales y aves, disfrutamos de un almuerzo en una playa solitaria. Desde garzas moras hasta martines pescadores, la fauna nos brindó un espectáculo natural.
Con el viento a favor, continuamos nuestra travesía, emocionados por avistar carpinchos o ciervos. Aunque no vimos fauna, la búsqueda nos llenó de energía. Después de dos horas de remar, regresamos al arroyo Sábalos, donde, a pesar de la presencia de isleños, el espíritu virgen del Delta perdura.
Dos días en contacto con la naturaleza nos recordaron la maravilla de explorar uno de los rincones más bellos del Delta. Cada remo en primavera promete aún más sorpresas y colores vibrantes en esta experiencia única.
