AZAFATA ARGENTINA
EN EL VUELO DE AIR FRANCE
Esta mañana corrió el rumor y se
confirmó: Se trata de Clara Mar Amado, una tripulante de cabina de
32 años que nació en Málaga, España. Tiene doble nacionalidad porque
sus padres son argentinos. Vive en París. La familia ahora se
encuentra en Francia. Además, el terrible caso de Anna Negra.
Una azafata con doble nacionalidad
argentino-española viajaba en el vuelo de Air France que desapareció
ayer en el Océano Atlántico.
Se trata de Clara Mar Amado es una tripulante de cabina que trabaja
para la empresa de avión francesa. Nació en la ciudad española de
Málaga, pero su familia es argentina.
La mujer de 32 años está radicada en París. Su familia prefiere no
hablar con la prensa. “Están viviendo un vuelo muy difícil”,
confirmó el cónsul en Francia, Miguel Angel Hildmann.
Se suma al argentino Pablo Dreyfus, hijo del reconocido publicista
Gabriel Dreyfus, que iba en el avión desaparecido.
El joven trabaja con Viva Río en Río de Janeiro, Brasil. Se
desempeña en el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac),
un instituto privado de investigación que se especializa en grupos
armados y violentos.
Pero también trascendieron casos escalofirantes de pasajeros que
viajabn en el vuelo.
El diario El Mundo de España cuenta la conmovedora historia de Anna
Negra: “A punto de despegar del aeropuerto de Rio de Janeiro con
destino a París, Anna se acordó de que su marido, con el que acababa
de casarse hacía 25 días, no tenía cómo entrar en casa. “Deja la
llave debajo del felpudo para cuando llegue Javier”, le pidió por
sms a su vecina de apartamento en Dubai (Emiratos Arabes Unidos),
donde la pareja vivía desde hacía dos años y medio.
Este fue uno de los últimos mensajes enviados por Anna Negra
Barrabeig, de 28 años, quien nunca llegó a la capital francesa y
cuyos restos están siendo buscados en las profundidades del
Atlántico. Casi al mismo tiempo que Anna enviaba este sms, Javier
Alvarez Quero, de 38 años, despegaba en otro avión desde São Paulo,
en un vuelo directo que había de llevarlo a Dubai. Tras pasar la
luna de miel en Brasil, ella regresaba a Barcelona para pasar unos
días con su familia, y él volvía a Dubai para reincorporarse a la
consultora de la que es socio. Anna no aterrizó en París y en Dubai,
Javier tampoco llegó a levantar la alfombrilla en busca de la llave.
La noticia de la desaparición del avión de Air France llegó a Dubai
antes que Javier. Hacia las ocho de la tarde del lunes, la pequeña y
estrecha comunidad española en este emirato árabe ya empezó a
sospechar lo peor. A las once de la noche, cuando Javier aterrizó en
el aeropuerto de Dubai, se encontró con dos queridos amigos y con un
equipo médico de Emirates, la compañía de Dubai en uno de cuyos
aviones Javier salió de Sao Paolo el domingo en vuelto directo de
casi 24 horas al otro lado del globo. Los pilotos del avión de
Emirates en el que viajaba Javier también sabían ya lo ocurrido,
pero no le dijeron nada para que estuviera más arropado.
Así, fueron dos de sus mejores amigos los que le comunicaron la
noticia. El equipo médico le suministró un calmante. Uno de los
amigos se quedó a dormir con él en el apartamento. Hoy, Javier ya
vuela de regreso a Madrid, donde le espera su familia. Según fuentes
diplomáticas, Javier continuará viaje después a París. Para este
joven economista madrileño, llueve sobre mojado. Antes de conocer a
Anna en Dubai, ya había perdido a su novia, quien falleció muy joven
de una enfermedad.
Esta dramática historia ha dejado conmocionada a la comunidad
española en Dubai. Allí, en el pico oriental de la península
arábiga, vive aproximadamente el 70% de los 1.300 españoles censados
en Emiratos Arabes Unidos (EAU), un país del tamaño de Andalucía.
Los españoles de Dubai, como los de Abu Dhabi, la capital federal, o
Al Ain, la capital espiritual, tienen un perfil muy parecido al de
Anna y Javier: jóvenes, muy preparados profesionalmente, y con niños
pequeños (o con ganas de tenerlos pronto, como era la idea de esta
pareja).
Esta mañana, muchos seguían llorando. Con Anna y con Javier habían
hecho los planes típicos de los expatriados de Dubai: dormir en el
desierto para ver las estrellas, organizar una paella en Jebel Ali o
celebrar una fiesta de cumpleaños en una de las “villas”, que es la
denominación allí de los chalés donde suelen vivir los extranjeros
occidentales. Anna y Javier tenían también un barco, como tantos ‘expats’(la
jerga utilizada allí para referirse a los expatriados). Muchos fines
de semana se dedicaban a pasear por las aguas del Golfo Pérsico.
“Decir que eran encantadores suena a lo típico cuando pasa algo
así”, dice una amiga de Anna desde Dubai, “pero en el caso de esta
pareja era totalmente cierto: eran encantadores. Y él estaba tan
enamorado de Anna. Ella también, claro, pero es que a él se le caía
la baba. No paraba de decir la suerte que tenía de haberse
encontrado a Anna y haberse enamorado de nuevo después de lo que
había sufrido al perder a su anterior novia”.
El jueves, a las ocho de la tarde, los españoles de Dubai oirán una
misa en la iglesia católica de San Francisco de Asís, en Jebel Ali,
a la entrada de Dubai. En EAU, a diferencia del resto de los países
de Arabia, existe la libertad de culto (excepto para judíos y
budistas). Esa tolerancia, que se extiende al vestido (está
permitido el biquini pero no el topless) y al alcohol (se puede
beber en los hoteles) es la que atrae a muchos jóvenes españoles
como Anna y Javier. En los últimos tres años, desde que esta pareja
llegó a Dubai, se ha duplicado el número de residentes españoles y
el número de empresas españolas radicadas allí.
El factor económico influye casi tanto o más a la hora de instalarse
allí. Ir a EAU ahora es como ‘hacer las Américas’ en un pasado
todavía reciente. Era el caso de Anna y Javier. Ella trabajaba para
la consultora estadounidense Oliver Wyman, y él es socio fundador,
junto a otros dos españoles, de la consultora de telecomunicaciones
Delta Partners. En Dubai se les conoce como a ‘Los Delta’: españoles
en su mayoría, jóvenes y con masters de las mejores escuelas de
negocio de España.
Una de las últimas fiestas a las que acudieron Anna y Javier, junto
a otros ‘delta’, antes de casarse, fue precisamente para despedir a
un equipo español del programa ‘Callejeros’, que había ido a Dubai a
rodar un documental. Anna participó en el rodaje, en el Creek (una
especie de río), durante más de cinco horas. Como la boda era
inminente, había muchas bromas. Sus amigos recuerdan algunas de
ellas: “Javier quiere volver a Madrid y yo a Barcelona. Como no nos
podemos de acuerdo, nos quedamos en Dubai”. El destino ha querido
otra cosa para ellos. En Dubai, ahora sólo queda tristeza.
LISTA DE PASAJEROS DEL AVION DE AIR FRANCE ACCIDENTADO
Un argentino viajaba en el vuelo de Air France que desapareció
cuando volaba sobre el océano
RESTOS DEL AVION DE AIR FRANCE
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