El ex presidente justificó
la operación para la compra de un hotel en El Calafate;
la operación despertó una fuerte polémica.
as finanzas transitaban días
agitados en octubre de 2008, cuando el mundo temblaba ante la crisis
internacional. En la Argentina, el Banco Central intentaba frenar la
salida de capitales con una fuerte intervención. No era para menos,
era la fuga más importante desde 2002. En ese contexto, un ciudadano
argentino compró dos millones de dólares.
Casi tres años después, en tiempos de restricciones a la divisa
norteamericana, esa operación encendería la alerta en la
Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) por la abultada
cantidad. Pero cuando la compra fue revelada, lo único que llamó la
atención fue el autor de la operación: Néstor Kirchner.
La información se hizo pública recién en 2010, luego de que fuera
filtrada a los medios de comunicación. Después de una fuerte
polémica, el ex presidente admitió que, lejos de ser una actitud
especulativa, la operación había sido ejecutada para adquirir el
hotel Alto Calafate.
En una conducta poco habitual, el ex presidente llamó por teléfono
al periodista Víctor Hugo Morales y explicó en su programa de radio
su versión: "No existió obviamente posibilidad de beneficio
cambiario toda vez que el pago realizado fue en la misma moneda por
la cual se efectuaron dichas adquisiciones de divisas".
Pero según se desprende de las declaraciones juradas que debieron
presentar los Kirchner desde que están en la función pública, sólo
entre 2005 y 2008 ganaron $ 1.681.903 por diferencias de cambio.
Además, en octubre de 2008 se registró una variación del tipo de
cambio producto de la crisis internacional. Era el mayor clima de
inestabilidad en años: rumores, desconfianza, el dólar en alza, la
bolsa derrumbada y una fuga de capitales azotaban al mercado.
En esos días, el apetito por el dólar era cada vez mayor: sólo en
octubre, los bancos habían perdido $2850 millones en plazos fijos
del sector privado. Era el mes de mayor fuga de capitales desde
2002: los privados había comprado US$ 3500 millones, unos US$ 160
millones diarios.
En la actualidad, el oficialismo aduce que las nuevas medidas para
comprar dólares fueron impuestas, entre otros motivos, para frenar
la fuga de capitales.
A través de un comunicado de prensa, Kirchner detalló sus
operaciones financieras: "Para formalizar el pago de dicha
adquisición, cuyo pago se realizó en dólares estadounidenses,
efectué durante el mes de octubre compras de dichas divisas con
fechas 9, 15 y 23 de octubre, hasta completar un total de
1.999.999,80 dólares, dentro del tope permitido para personas
físicas en forma mensual".
Sin embargo, el ex mandatario no especificó en qué entidades realizó
la operación ni tampoco mostró la documentación bancaria que había
respaldado la operación.
Apenas se conoció la compra, abogados especialistas en derecho penal
pusieron en duda la legitimidad de la acción, ya que Kirchner podía
contar con información confidencial, como marido de la Presidenta.
Además, la oposición lo acusó de incurrir en una "grave falta
ética". No obstante, la operación estaba dentro de los parámetros
legales.
Pero esta compra de dólares no fue un hecho aislado en la historia
del patrimonio de los Kirchner. Uno de los principales motivos del
crecimiento de sus activos en los últimos años fue la ganancia
registrada por la diferencia en la compra-venta de la divisa
norteamericana: sólo entre 2005 y 2008 ganaron $1.681.903 por ese
motivo.
Según reveló LA NACION, en los últimos diez años, la apuesta por el
dólar fue una práctica habitual del matrimonio Kirchner. Siempre
habían privilegiado la divisa extranjera en sus cuentas.
El giro de pesos a dólares comenzó en 1999 y se hizo totalmente
efectivo en 2000, cuando la convertibilidad transitaba su recta
final. Por aquel entonces, el gobernador de Santa Cruz pasó a divisa
norteamericana la totalidad de sus ahorros: 1.581.516 pesos.
Un año después, meses antes del corralito, los Kirchner sacaron sus
casi 2 millones de dólares del país y lo depositaron en el Deutsche
Bank de Estados Unidos. Para el final de su primer año como
presidente, el patrimonio se había multiplicado: sólo el 20% de sus
ahorros eran pesos