Se fue: Brindisi ya no es DT de Boca
"Yo soy el absoluto y único
responsable de este momento", dijo el entrenador, que a cuatro meses
de haber asumido en el club xeneize, les presentó su "renuncia
irrevocable" a los dirigentes
No sorprendió el adiós. Sí llamaron la
atención el momento y la forma de dar el paso al costado. Hacía
varias semanas que el DT Miguel Angel Brindisi sentía interiormente
que su ciclo en Boca no daba más; no encontraba oxígeno, sólo
disgustos; además, parecía envejecer luego de cada revés. Y se fue
de la peor manera, en el lugar menos indicado, el estadio
Monumental, mientras el público millonario festejaba, como para
hacer más traumático su camino final...
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No bien Daniel Giménez marcó el fin del partido, Brindisi bajó la
cabeza, suspiró resignado y se alejó, buscando el vestuario xeneize
por última vez. Una vez allí, conversó con sus colaboradores, esperó
a que estuvieran presentes todos sus dirigidos (Cagna y Jerez habían
ido al control antidoping) y en una sala apartada, sin la presencia
de los dirigentes, comunicó su determinación. Ningún futbolista
trató de convencerlo de que se quedara. Luego de esta charla,
enfrentó a las autoridades del club y les explicó su decisión.
Tampoco hubo nada por considerar...
La ansiedad por saber qué sucedía en el vestuario aumentaba, cuando
a las 19.15 el entrenador enfrentó a la prensa y dijo: "Muchachos,
no voy a aceptar preguntas, voy a informar, que quede claro... Es
una información que voy a dar; por favor, no se golpeen. Acabo de
presentarle mi renuncia irrevocable al vicepresidente [por Pedro
Pompilio]. Esto hay que tomarlo con tranquilidad, como debe ser.
Quiero que quede claro: yo soy el absoluto y único responsable de
este momento de Boca Juniors. Por eso me voy después de lo que
significa perder con River.
"Quiero manifestar mi felicidad y reconocimiento a los jugadores por
su entrega máxima. Las cosas no salieron como las soñábamos. A la
gente le agradezco por el apoyo al equipo, y les pido disculpas a
los que se ilusionaron. Al hincha le digo que este plantel es
extraordinario y le pido que le dé un recreo, que le tenga paciencia
y lo espere, porque le dio muchas satisfacciones. Pero, repito, el
único responsable de este momento es Miguel Brindisi". Palabras
textuales del técnico; sin mucho más para agregar...
Treinta minutos más tarde, y encabezado por Guillermo Barros
Schelotto, el plantel abandonó el vestuario visitante en fila india
y con rostros de pocos amigos. Inexplicablemente, allí se
advirtieron miradas amenazantes de Traverso y Cascini; también llamó
la atención el paso rápido de Schiavi mientras escuchaba música.
Pero el que más sufrió el goce de algunos hinchas de River que se
encontraban en ese sector fue Martín Palermo, a quien le cantaron un
socarrón feliz cumpleaños (el delantero ayer cumplió 31 años).
Los semblantes lo describían todo. Hasta el propio Pompilio estaba
abatido. José Beraldi, dirigente del Departamento de Fútbol, fue el
único que se animó a dar alguna explicación: "Miguel tenía todo el
apoyo nuestro, pero ya tenía la decisión tomada. Ahora habrá un
interinato y después vendrá un nuevo entrenador. Pero no debemos
apresurarnos para tomar decisiones. Estábamos convencidos de que
habíamos contratado un técnico por todo un año y no solamente por
catorce fechas, pero bueno...".
Débil, como su tarea en Boca, Miguel Angel Brindisi se fue. Ya sin
la indumentaria auriazul, abandonó el Monumental -que parecía reírse
de la ingratitud ajena- por la pista de atletismo. Se fue solo,
tratando de encontrarle una razón a tan grande decepción
Fuente: lanacion.com.ar
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