El análisis profundo y responsable sobre género es fundamental para garantizar un discurso inclusivo y veraz. Como defensora de esta causa, es mi deber asegurar que las publicaciones sean accesibles y fundamentadas, no solo en argumentos a favor, sino también en una comprensión honesta de las diferencias de opinión. Publicar información sin argumentos sólidos ni contexto claro, particularmente aquella que surge de prejuicios, no es aceptable.

Cuestionando Perspectivas Críticas

Recientemente, un artículo titulado «Asalto masivo al sentido común» generó un intenso debate en el Observador, donde también tengo mi columna semanal. Esta sección está destinada a fomentar el análisis y la conversación crítica, lo que permite una diversidad de opiniones. Sin embargo, lo que se presenta como argumento en este texto, a menudo se desliza hacia juicios basados en creencias personales y retórica engañosa, en lugar de evidencias verificables.

El Aumento de la Disforia de Género: ¿Realidad o Prejuicio?

El autor sostiene que la promulgación de la Ley de Identidad de Género ha derivado en un incremento súbito de disforia de género en jóvenes. Sin embargo, esta afirmación no es respaldada por datos concretos. Lo que se observa es que, por primera vez, más adolescentes expresan su identidad de género, algo que siempre ha existido pero que anteriormente se marginaba debido a la falta de vocabulario y apertura en la sociedad.

Desmitificando la «Ideología de Género»

El artículo también critica a las organizaciones que, según su perspectiva, han influido en la política, sugiriendo que esto revela una falta de capacidad en los políticos para pensar de manera crítica. Tal afirmación es reduccionista y no representa la realidad compleja en la que los adolescentes están explorando su identidad. La idea de que una ley incita a los jóvenes a identificarse como trans es un concepto erróneo. La educación sexual integral (ESI) no promueve esta noción; en su lugar, busca proveer herramientas y conocimientos que permitan a los jóvenes tomar decisiones informadas sobre su cuerpo y sexualidad.

Derechos de los Niños y Capacidades Progresivas

Otra crítica se centra en la Ley 26.743, que establece que los menores pueden acceder a tratamientos hormonalmente sin el consentimiento de sus padres. Esta interpretación errónea ignora el principio de «capacidad progresiva», que reconoce que cualquier decisión debe priorizar el interés superior del niño y analizar caso por caso. La ley establece claramente que los tratamientos médicos solo son autorizados a partir de los 18 años, a menos que circunstancias excepcionales estén debidamente justificadas.

Más Allá de la Crítica: La Educación Sexual como Herramienta de Protección

Es inquietante que, en un debate centrado en el género, se ignore el papel crucial que desempeña la educación sexual. Las redes sociales pueden ser un terreno fértil para la manipulación, pero la ESI es vital para equipar a los jóvenes con conocimiento y habilidades que protejan su integridad. Desde enseñarles a respetar su propio cuerpo hasta identificar situaciones de riesgo, este tipo de educación es un escudo contra el abuso sexual y otras vulneraciones.

Los padres deben involucrarse en la vida digital de sus hijos, entendiendo las interacciones y contenidos que consumen en línea. Ignorar esta realidad puede dejarlos expuestos a influencias negativas y fomentar dudas sin un marco de referencia claro en su identidad de género.