Ron Grant, de Watkinsville, Georgia, EE. UU., ha transformado su trabajo de
técnico dental hasta llevarlo al nivel de "arte en miniatura". Crea con gran
paciencia increíbles diseños que pinta en coronas de porcelana que luego son
implantadas en los pacientes.
Grant puso su primer laboratorio dental hace 25 años. Poco a poco comenzó a
interesarse por el diseño y el tatuaje de pinturas en molares, premolares y
dientes postizos de porcelana. Todo comenzó cuando decidió hacerle a su
madre un inusual regalo: un molar pintado por él mismo con un pequeño
corazón rosado.
Su trabajo fue dándose a conocer y actualmente las obras de Grant gozan de
reconocimiento internacional. Pacientes de todas partes del mundo envían sus
coronas para ser tatuadas por el artista. Ron se considera a sí mismo y a su
arte en el límite del popular movimiento de "body art".
La galería de este artista es la boca de sus pacientes y sus obras brillan
en las sonrisas de cada uno de ellos. Mariposas, águilas, Mickey Mouse,
Superman, Garfield, arañas, pelotas de fútbol y caricaturas de políticos
como Ronald Reagan o Richard Nixon son algunos de los motivos tatuados por
Grant. También la estatua de la libertad, la bandera americana e incluso las
manos minúsculas de Adán y el dios de la creación de la Capilla de Sixtina.
Usando una gama de colores de 27 pinturas de porcelana - incluyendo
tonalidades vivas como azul cromo y borgoña - Grant considera que puede
dibujar a mano cualquier imagen en una corona dental. Los tatuajes luego son
sellados por una chapa transparente de porcelana. Hace poco, Grant encontró
una forma de resolver el problema de los que tienen miedo de hacerse un
tatuaje permanente en la boca. Para estos casos ya ofrece un tipo especial
de papel resistente a los ácidos de la saliva, con dibujos de todo tipo, que
pueden pegarse a las piezas temporalmente.
Si bien todavía muchas personas pueden considerar a los tatuajes y el
piercing más como un tabú que como una expresión artística, en los últimos
años, el gusto por el arte corporal tiende a encontrar una aceptación mucho
más generalizada y está empezando a ser parte de la cultura contemporánea.
El problema de esta nueva moda no es que sea un tratamiento especialmente
nocivo sino que, como ha ocurrido con piercings y tatuajes, muchas veces no
se realizan en los establecimientos adecuados con un mínimo de garantías
profesionales, sanitarias y de higiene.
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